La libertad de expresión tiene el límite de
insultos y exaltación del odio.. No podemos tolerar que los sentimientos de una
persona sean perjudicados por el mero hecho de estar detrás de una pantalla.
GuíasONGs

En ese sentido Umberto Eco advirtió que las redes sociales dan el “derecho de hablar a legiones de imbéciles que lo hacían únicamente en el bar después de una copa de vino, sin perjudicar a la comunidad”.
Lo cierto es que no cesarán las descalificaciones o insultos en un espacio como las redes sociales, especialmente Facebook y Twitter. Con ellos perjudicarán la vida de otras personas sin ningún derecho.
El anonimato desata el insulto y la provocación, para expresar con palabras, pero también con linchamientos virtuales que pueden convertirse en verdaderos peligros, los sentimientos más escalofriantes, el odio puro que se traduce en una crueldad que daña no solamente la imagen de la víctima, sino también su seguridad, pero lo más triste es que es reproducido en las nuevas generaciones aumentando el número de estos “anónimos” sin causa.
Defiendo la libertad de expresión, pero no defiendo la falta de respeto y educación que se encuentra en las redes sociales. No defiendo a aquellos que después del anonimato se dedican a perjudicar a otras personas por el mero hecho de que "no pasa nada" porque nadie sabe quién eres. (GuíasONGs, s.f.).