Resumen
En el año 2000, por primera vez en setenta años el PRI pierde la elección
presidencial y es el Partido Acción Nacional quien accede al Poder Ejecutivo
con Vicente Fox Quesada. En ese mismo año, las Legislaturas de ambas Cámaras
quedaron sin que privara la mayoría de algún partido. A pesar de esto, el PRI
siguió siendo la primera minoría en ambos escenarios.
La transición a la
democracia se concentró en la generación de profundas reformas electorales, con
el único propósito de garantizar equidad en las contiendas, sin embargo, debe
observarse que la inclusión de las minorías se desarrolló en un contexto en
donde Jesús Reyes Heroles buscó generar una “imagen” de pluralidad en el Poder Legislativo, por lo que la
integración de las minorías no fue bajo condiciones normativas que
materializaran su participación en el proceso de la toma de decisiones. El
cambio fue de forma y no de fondo, la integración de las oposiciones fue para
la elite en el poder, una concesión en la que no arriesgaron la dominación autoritaria que ejercían contra
el Poder Legislativo.
La reforma de 1977 integró la pluralidad, pero no
presentó mecanismos que hicieran posible de forma material o sustantiva, que
las minorías parlamentarias se ejercieran como un contrapeso interno ante la
subordinación de los diputados del Partido Revolucionario Institucional, para
así fortalecer el principio de separación y equilibrio de poderes.
Ese sexenio se caracterizó por una fuerte tensión entre ambos poderes,
debido a la fuerte oposición a las diversas decisiones e iniciativas del Ejecutivo. Por un lado se encontraba un
partido que perdía la presidencia, así como el control sobre el Congreso y que
aun así seguía contando con una fuerte representación. Por otro, un primer
mandatario y un partido casi inexpertos en cuanto al manejo del poder.
Con ello comenzaba una nueva era en las relaciones entre los Poderes del
Estado. El PRI se propuso asumir el papel real de opositor al gobierno, que
sumado a los otros partidos propició constantes choques. El mismo presidente
calificó con la siguiente frase su relación con el Legislativo: “El presidente
propone y el Congreso dispone.”
Así, por primera vez en mucho tiempo el Congreso haría uso de una facultad por mucho tiempo olvidada, al regular los
viajes del presidente fuera del país, mismo que sufriría una reforma más
adelante. En ese periodo se redujo el porcentaje de iniciativas aprobadas que
con el presidente Zedillo había sido de 96% y con el presidente Fox oscilaba en un 72%.
El problema se agudizaría cuando el Congreso aprobó el Presupuesto de
Egreso para el ejercicio fiscal 2005, con lo que el presidente Vicente Fox Quezada no estuvo de acuerdo. La
situación terminaría agravándose al extender ese conflicto a los medios de
comunicación y el presidente acusando a los legisladores de obstaculizar el
cambio que había prometido.
Derivado de la falta de acuerdos, las controversias constitucionales
estuvieron a la orden del día, situación que se prolongaría hasta el siguiente
sexenio. El presidente Vicente Fox Quezada interpuso cuatro controversias ante
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en tanto que el Legislativo interpuso seis más, buscando que se definieran los
límites en las atribuciones de cada uno de los poderes.
Toda esta situación conduciría a que en el último año de su sexenio el
presidente Fox no pudiera rendir el informe anual de gobierno desde la tribuna de la Cámara de Diputados.
Las dificultades del gobierno foxista se prolongaron con el ascenso de
Felipe Calderón a la silla presidencial. De hecho, la ceremonia en la que
rindió protesta de ley estuvo
caracterizada por ser una sesión desordenada, donde predominaron las consignas
y el descontento entre los legisladores; quienes afirmaban un fraude en la
elección.
Más adelante, se reformaría la ley para evitar que el presidente de la
República rindiera su informe de labores frente a la asamblea federal, por lo
que ahora debe presentarlo únicamente por escrito. De este modo, el primer
mandatario es el único gobernante que no puede hacer uso de la tribuna en el
Congreso.
Por otra parte, a pesar de haber entrado en boga el uso del veto por parte
del presidente y a lo que se llamó como congeladora legislativa; Felipe
Calderón logró incrementar el número de propuestas del Ejecutivo aprobadas por
el Congreso a un 90%; dieciocho puntos porcentuales por arriba de lo logrado
por Vicente Fox.
El sexenio del presidente Felipe Calderón Hinojosa no estuvo exento de
denostaciones provenientes de una y otra parte. Mientras Calderón acusaba al
Congreso de retrasar la aprobación de
reformas; éste culpaba al presidente por no publicar las reformas y decretos que ya estaban aprobados.
Asimismo, las controversias constitucionales se incrementaron en este
sexenio. La Corte recibió nueve controversias promovidas por el Legislativo
en contra del Ejecutivo; en tanto que éste presentó tres más.
Las tensiones surgidas entre ambos poderes de la Unión han llevado no sólo
a que la Suprema Corte deba intervenir para definir las facultades de uno y
otro; sino que han encaminado numerosas reformas a la Constitución Federal para
ampliar las atribuciones de uno u otro, precisar sus límites y buscar un mejor
funcionamiento en la atropellada relación.
Con el pasar de los años, el Legislativo ha adquirido nuevas atribuciones
que impactan en las actividades del Ejecutivo. Así, la fracción VIII
del artículo 73 constitucional sobre las atribuciones del Congreso ya no sólo
señala que tenga facultad para sentar las bases para el endeudamiento, ahora
está facultado para aprobar montos de endeudamiento del Ejecutivo y para sentar
las bases para el endeudamiento de las entidades. Y la fracción X del
mencionado artículo le da
facultades para legislar sobre
hidrocarburos, casas de juego, industria cinematografía, entre otras; así como a las leyes reglamentarias en materia del
trabajo.
Asimismo ha adquirido atribuciones para: expedir leyes en materia de
contabilidad documental; establecer contribuciones sobre comercio exterior,
aprovechamientos, instituciones de crédito, entre otras; expedir leyes sobre
planeación de desarrollo económico y social, sobre inversión extranjera,
seguridad nacional, turismo; por mencionar algunas.
Por su parte, las facultades del Ejecutivo han sufrido pocas pero
importantes reformas con respecto a los otros Poderes de la Unión; como la
adición de 1928 con la cual se le confiere la atribución para presentar la
terna con la que se procede a la designación de los Ministros de la Suprema
corte de Justicia. Es posible observar, que en la relación entre Ejecutivo y
Legislativo, han privilegiado los intereses de las fuerzas políticas que
predominan en uno y otro, por encima de lo estrictamente dictado por la ley. El Legislativo tiene entre otras la
importante tarea de frenar los excesos del Ejecutivo,
la realidad es que los acuerdos y las negociaciones prevalecen a conveniencia
de ambas partes. Son claras las atribuciones que para ambos están señaladas en
la Constitución; sin embargo, las facultades “meta constitucionales” que llegan
a ejercer enturbian su relación y entorpecen el eficaz funcionamiento del
sistema de contrapesos.
Tesis
Para obtener el grado de
MAESTRA EN CIENCIAS POLÍTICAS
Presenta:
Lic. Gisela Santacruz Santacruz