Lic. Gisela Santacruz Santacruz: aportes
Por un
lado, el modelo de la responsabilidad
gubernamental sirve en determinados casos como en el parlamentarismo Westminster, pero no tiene mucho éxito fuera de
éste porque no incluye a las minorías como en el caso de Escocia donde es muy
poco probable que los “verdes” ocupen un cargo de representación popular. En el
parlamentarismo de igual manera el modelo de delegados representativos
puede ser aceptado como es el caso de Italia, donde muchos partidos tienen la
posibilidad de ganar escaños y poder tener un cargo en el gabinete, aún si no
tienen representación en el gabinete sigue teniendo voto como Poder
Legislativo. Mientras que en el parlamentarismo
no es posible que exista una conciliación entre estos dos modelos, si pueden
combinarse dentro de un presidencialismo.
Las
comparaciones de estas formas de gobierno surgen desde las elecciones pero una
vez que se tiene una Legislatura establecida, un presidente o un primer
ministro ocupando sus puestos, el funcionamiento dependerá del sistema de
partidos y como se desenvuelva con el gobierno, propiciando así una estabilidad
y aceptación de las políticas. Sin la intención de establecer que la razón del
éxito de su presidencialismo, Estados Unidos es un sistema bipartidista, y esto
ocasiona que su marcha sea más adecuada que la de los sistemas multipartidistas
que corren el riesgo de dividir el gobierno, pero esta división se fragmentará
si los partidos no son disciplinados y no pueden cooperar entre ellos, creando un conflicto entre el Legislativo y el
Ejecutivo.
Un
conflicto así puede solucionarse en un parlamentarismo, debido a las
coaliciones que se pueden crear después de las elecciones y en última instancia
con el voto de censura; ya que como se ha dicho: las crisis gubernamentales
pueden ser resueltas gracias a la flexibilidad del sistema, pero cuando se
trata de crear coaliciones dentro de un presidencialismo no se
tiene la misma facilidad de solución de problemas porque normalmente las coaliciones
son formadas antes de las elecciones por lo que el compromiso de los
participantes puede o no acabarse cuando ya estén dentro del Congreso, este
desapego se puede dar por parte tanto de los partidos que se apoyaron durante
la elección como de los legisladores de manera individual quienes pueden dejar
de amparar las decisiones del Ejecutivo sin que necesariamente esta decisión
sea tomada por el partido.
Arturo
Valenzuela[1],
atribuye que el multipartidismo fragmentado genera un problema en el presidencialismo que
hace fracasar este tipo de democracias en muy poco tiempo a excepción de Chile
que duro veinticinco años con este
sistema. Mientras que Uruguay, Colombia y Filipinas duraron veinticinco años pero con tres partidos, y Estados
Unidos, Costa Rica y Venezuela denominadas las democracias presidenciales mejor
establecidas cuentan con un sistema bipartidista o de dos y medio partidos.[2]