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▷▷【⚖️ 】 Relación Forma de Gobierno/Sistema de Partidos y Forma de Gobierno/Sistema Electoral: ¿Éxito o Fracaso? ◁ 【⚖️ 】


El éxito o fracaso no debe atribuirse solo a la relación forma de gobierno/sistema de partidos sino también a la relación forma de gobierno/sistema electoral. 

Arend Lijphart[1]  elabora una matriz que muestra las posibles combinaciones de la representación que se puede dar dentro del Congreso; no obstante el que estén establecidas no significa que en su adaptación más pura van a tener un mejor desempeño una sobre otra.
          1. parlamentarismo con representación proporcional;
          2. parlamentarismo con representación por mayoría;
          3. presidencialismo con representación por mayoría;
          4. presidencialismo con representación proporcional.[2]
Históricamente, la dinámica que han manejado estas combinaciones ha servido o fallado en casos concretos, por ejemplo, en Estados Unidos aplica el modelo 3, y América Latina el 4, y esto ha sido aceptado por la tradición que se tiene, depende mucho de los patrones de comportamiento político y de la estructura de la sociedad. Lijphart y Nohlen concuerdan en que sería un error afirmar que la representación mayoritaria constituye un problema y para prueba de esto se encuentra Estados Unidos y en el caso del parlamentarismo se tiene a Gran Bretaña. Por lo tanto la opción no es colocar cierto modelo por encima del otro sino más bien buscar que el modelo aplicado se adecue para crear un compromiso partidario y contrarrestar los abismos ideológicos.

  A pesar del análisis que se elabora y critica en el cual cada forma de gobierno se establece dentro de condiciones político socioeconómicas que hacen que el sistema adoptado convenga más en cada uno de sus contextos, Lijphart confiaba en que el modelo consociacional, el cual se separa de la idea del sistema mayoritario, ya que a pesar de que la democracia representa la mayoría, no se fija en las sociedades plurales lo que ocasiona que existan minorías rezagadas por razones étnicas, de raza o religión. Por lo tanto las instituciones deben enfocarse también en la representación de las minorías, en este sentido, el parlamentarismo es más adepto a tener los criterios que se alejan de la concepción democrática tradicional de mayoría, esto es que en el Ejecutivo y Legislativo no predomina sólo un partido.[3]
 Los autores que comparan el presidencialismo con el parlamentarismo no pretenden imponer uno ante el otro ya que cada uno cuenta con ventajas y desventajas para la sociedad. Se conoce que la mayoría de las democracias presidencialistas han fracasado pero la más sólida de todas tiene justo esta forma de gobierno: Estados Unidos. Sin embargo las determinantes de esta situación merecedora de un propio análisis que demuestre cuáles son los elementos por los que muchas naciones intentan adoptar el presidencialismo y por qué a los estadounidenses les ha funcionado. La situación que se encuentra en los países latinoamericanos y africanos como ejemplos de fracaso se da por elementos que están mal estructurados o más bien están presentes dentro de estas sociedades cuando no deberían existir o deberían estar controladas.
Para tener un consenso entre las formas de gobierno no sólo se le atribuye al parlamentarismo su facilidad de adaptarse a las ideas consociacional; por otro lado se establece que este modelo puede desarrollarse como institución en sí, es decir que en su modificación más reciente, se le denomina “consensual” por tratarse de un gobierno en el que los acuerdos son primordiales para compartir el poder, va mucho más allá del presidencialismo o el parlamentarismo ya que adopta características de ambos o los elementos que han funcionado correctamente en casos concretos; por ejemplo, las coaliciones multipartidistas, gobierno federal y centralizado, bicameralismo, representación proporcional, además de un fuerte equilibrio de poder entre el Ejecutivo y el Legislativo.[4]



[1] Lijphart, Arend. Las democracias contemporáneas. Un estudio comparativo, Ariel, Barcelona, 1987.
[2] Nohlen, Dieter. Sistemas electorales y partidos… p. 168.
[3] Lijphart, Arend. Dos modelos de democracia. Formas de Gobierno y resultados en treinta y seis países, Ariel, Barcelona, 2000.
[4] García García, Raymundo. Introducción a la Ciencia Política, Porrúa, México, 2006, p.326.

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