Aportes de Lic. Gisela Santacruz Santacruz
Tenemos que, México desde su
formación como Estado se ha promulgado como una república representativa,
democrática y federal, mas no siempre fue así en la práctica política,
en su origen como sistema político tuvo que recurrir a un sistema autoritario, que con el tiempo se transformó en un
presidencialismo que duró varias décadas, hasta que las situaciones políticas y
sociales comenzaron a presionar por un cambio que diera más espacios de
participación y verdaderas elecciones competidas. Finalmente el sistema
político mexicano se encuentra experimentando un nuevo institucionalismo.
Análisis que conduce a suponer que el proceso de transición democrática
experimentado por el sistema de gobierno a lo largo de los años, no se
consolida como un proceso acabado, al contrario las reformas de que adolece son
estructurales.
ACTORES PRIMORDIALES EN EL PRESIDENCIALISMO MEXICANO
Seguidamente, los actores principales
del sistema de gobierno son múltiples debido a la naturaleza de un Estado
federado, por tal nos limitaremos a afirmar que reside una pieza central: El
Presidente de la República, como jefe de Estado y de Gobierno; y los
representantes elegidos como competencia federal (Local y municipal) en el periodo
actual. Así, en el siguiente esquema se identifican:
- Actores.
Político-administrativos, partidos políticos, funcionarios, Grupos de
presión, gremios económicos, grupos armados, narcotráfico
- Valores.
- Comportamientos.
Inseguridad, Subordinación, estrategia política, desafección de las masas,
desarticulación de la sociedad civil.
- Organizaciones. Gobierno,
entidades territoriales (federales) , movimientos sociales
- Instituciones. Estado,
familia, partidos políticos, religión.
De acuerdo a esta información, se
aprecia que la comprensión del sistema político mexicano desde la forma de gobierno conduce a formular
varias tesis. Por un lado, el hecho de que se haya transitado hacia el
presidencialismo como una forma de
gobierno efectiva y representativa instaurándose en medio de las reformas
políticas suscitadas desde la Constitución Política de los Estados Mexicanos de
1917 a la actualidad , los cambios que se han planteado desde el sistema
político en aras de responder y adaptarse a las coyunturas no se presentan de manera lineal sino que son el
resultado de mutaciones desde la política y el protagonismo de la sociedad
civil en el caso del fortalecimiento del
pluripartidismo en decremento de la tradición del partido único (PRI) lo
que conduciría a suponer un mayor
dinamismo desde el sistema electoral hacia la forma de gobierno existente.
De otra manera, lo que sucede en la práctica
demuestra lo contrario, al momento de acudir a estudios politológicos o
sociológicos, se encuentra que la desafección de las diversas capas
poblacionales de la sociedad civil: estudiantes, trabajadores, campesinos, amas
de casa, entre otros, coinciden en que
la implementación de una importante serie de reformas (económicas,
políticas, sociales, educativas) aunque numerosas reformas no proponen una idea
clara de lo que ha de ser el futuro de México en la medida que el panorama
presente refleja un importante alejamiento del presidente frente a los
electores, y la carencia de una política de seguridad eficiente en medio de la
reciente crisis violenta y organizacional que sume al país.
En efecto, desde la esfera del poder político emanan las leyes y decretos que buscan
regular y cohesionar la conducta de los miembros del Estado; sin embargo es la
población (y el territorio), lo que directamente se transforma, se adhiere, se
retroalimenta, transmuta, perece o
sencillamente continúa en la misma tónica, es decir en el mismo camino que no
ofrece visos de cambio oportunos, - ni
siquiera absolutamente necesarios-, concordando con el desencantamiento
de la gran mayoría de ciudadanos mexicanos frente al accionar del sistema de
gobierno como elemento conductor del sistema político, el cual en medio de un
contexto cambiante y fluctuante ha de garantizar su fin último: persistir.
EL SISTEMA PRESIDENCIAL
El sistema presidencial fuera de los Estados Unidos de Norteamérica es
sumamente cuestionado en su capacidad para respaldar las democracias
emergentes. Si bien, el presidencialismo es una forma
fundamental de la democracia representativa, a diferencia de la separación
entre el gobierno y el parlamento -en el parlamentarismo hay dos figuras al
frente: el presidente y el primer ministro- dentro de un presidencialismo el
Poder Ejecutivo reúne al jefe de Estado y al jefe de gobierno en una sola
persona que es elegida a través de elección popular y no puede ser removido de
su puesto independientemente de la mayoría en el Poder Legislativo, la extensión que ha tenido el presidencialismo
está basado principalmente en el prototipo Estadounidense, por lo que
los criterios que lo definen están orientados directamente a las condiciones de
este país, mismas que han otorgado estabilidad dentro de su sistema político,
es por eso que se considera que para que una democracia presidencial sea sustentable debe seguir el modelo de
Estados Unidos lo cual no precisamente puede concretarse por las condiciones
que se presentan en cada país lo que genera que existan adaptaciones de forma de gobierno, impidiendo la
premisa que asegura la estabilidad.
Como ejemplo a seguir en la democracia, porque está bien
estructurada y es estable ante los ojos de cualquier país que resurge tras el
autoritarismo, el sistema Estadounidense es considerado como un prototipo para
el resto de presidencialismos, y al
establecerse en un nuevo país son muchos los elementos que se toman de éste; no
obstante, la adecuación e implementación no toman en cuenta las situaciones que
hacen particular el caso Estadounidense, como el sistema electoral de pluralidad, las mayorías ad-hoc que se forman
en el legislativo, el gobierno dividido presente de manera continua por lo que
el presidente tiene que colaborar con el congreso, dado que no lo puede
disolver. Una de las razones por las que el sistema es fuerte, es porque dentro del mismo existe un sistema
de checks and balances que lo hace operar de mejor manera que si estuviera
dirigido rigurosamente por una división de poderes.[1]
ESTABLECIMIENTO DEL PRESIDENCIALISMO
EN EL MUNDO
El presidencialismo se ha establecido principalmente, en América
Latina y en África, mismos en donde se han tenido “debilidades
funcionales”[2], argumenta que la etapa de
transición de democracias presidenciales
a dictaduras militares en Latinoamérica es el resultado de las fallas que
presentan las primeras, y que el sistema político debería reformarse hacía el
parlamentarismo en esta región, el autoritarismo puede ser resultado de algunas
fallas de la forma de gobierno; sin
embargo, no es la causa total, es decir que éste se da debido a toda la
estructura del país.
A pesar de las experiencias de autoritarismo en Latinoamérica desde
1960, al encontrarse de nuevo en una transición, ahora de vuelta a la
democracia, prevaleció el presidencialismo, lo primero que
buscan es un régimen que les proporcione legitimidad, y la figura del Ejecutivo
era más atractiva debido al ejercicio centralista del poder, además de que es
más viable, debido a que ésta autoridad es elegida por medio del voto popular y
no sólo por eso, sino porque se encuentra una mayor capacidad de adaptación
debido a las situaciones sociales internas y a los desafíos económicos a los
que se enfrentaban, como la implementación de la estrategia neoliberal de
apertura, privatizaciones y desregulaciones. En este contexto de América Latina
se reafirmó la democracia presidencialista porque a pesar de las pretensiones
de reformar los sistemas políticos, la sobrevivencia de los países y su
desarrollo democrático demostraron que la permanencia de la forma de gobierno tenía muy poca relación
con la consolidación y con el futuro político que le esperaba a esta región[3].
CASO CHILE: PARLAMENTARISMO -PRESIDENCIALISMO
Chile, es un ejemplo para este
argumento[4],
lo califican como el classic instance in
How presidentialism has facilitated and exacerbad crisis of democracy?,
dicen que no sólo en este país sino que si el parlamentarismo hubiera
sido el sistema aplicado desde el siglo pasado, no se hubieran dado tantos
golpes de Estado, así como haberse podido evitar las dictaduras violentas que
se vivieron dentro de estos países. Es importante mencionar que durante el
período de 1891-1925, el sistema Chileno
fue parlamentario, se puede contar con una experiencia, para que, como lo
dice,[5]
realmente existan casos comparables, sin embargo no se tendría una equivalencia real puesto que como lo menciona[6],
solamente se denominaba parlamentarismo, la realidad era
diferente porque su única característica era la capacidad del Congreso de
censurar al primer ministro, no al jefe de gobierno. Además el cambio de uno a
otro sistema puede considerarse aún más difícil que modificar el sistema actual
en el que un país se encuentre, es decir, que por cuestiones culturales en
ciertas regiones el presidencialismo es históricamente aceptado y se tiene un
juicio poco favorecedor para el parlamentarismo.
Las
condiciones actualmente muestran una respuesta
negativa para el parlamentarismo, así se puede ver en los debates de
países latinoamericanos que por cuestiones institucionales siguen teniendo
cierta inclinación por el sistema ya establecido[7]. Aunque el estudio de Linz,
puede ser muy acertado, se subraya que la forma
de gobierno no es responsable de las crisis en América Latina, y tampoco de
la futura estabilidad que puede inquietar a todos los países presidencialistas[8],
los argumentos de Linz, están basados en un “monocausalismo”, es decir
obligatoriamente considera que sólo existe un factor que causa el éxito o
fracaso de las democracias. En la actualidad este estudio debe enfocarse más en
las condiciones que se presentan en cada uno de los casos, cada país cuenta con
diferencias en el ámbito económico, político y social y entonces dependerá de
las adaptaciones que se le hagan a las instituciones, es decir que se tiene que
descubrir cuál es la configuración que se le debe dar tanto al sistema de
partidos, el sistema electoral y el sistema de gobierno para que coordinados
generen gobernabilidad y eficacia.
[1] Nohlen, Dieter: “Controversias sobre
sistemas electorales y sus efectos” en Revista Mexicana de Derecho Electoral,
no. 3, enero-junio, 2013. Consultada el 15 de septiembre de 2014, en: https://
revistas.jurídicas.unam.mx7index.php7derecho-electoral7article7viewfile/10007/12035
[2] Linz, Juan y Valenzuela, Arturo
(Comp.). Las crisis del presidencialismo, Alianza Editorial, Madrid, 1997.
[3] Nohlen, Dieter. Sistemas
electorales y partidos políticos, Fondo de Cultura Económica, México., 1998, p.163.
[4] Linz, Juan: “Los
peligros del presidencialismo”, en Revista Latinoamericana de política
comparada, Vol. 7, julio 2013, pp. 28-29.
[5] Nohlen, Sistemas electorales
y partidos.
[6] Sartori, Giovanni. Ingeniería
constitucional comparada. Una investigación de estructuras, inventivos y
resultados, 2° ed., FCE, México, 2001.