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▷▷【⚖️ 】 Teoría y Realidad del Presidencialismo en México ◁ 【⚖️ 】


Aportes de Lic. Gisela Santacruz Santacruz

Tenemos que, México desde su formación como Estado se ha promulgado como una república representativa, democrática y federal, mas no siempre fue así en la práctica política, en su origen como sistema político tuvo que recurrir a un sistema autoritario, que con el tiempo se transformó en un presidencialismo que duró varias décadas, hasta que las situaciones políticas y sociales comenzaron a presionar por un cambio que diera más espacios de participación y verdaderas elecciones competidas. Finalmente el sistema político mexicano se encuentra experimentando un nuevo institucionalismo. Análisis que conduce a suponer que el proceso de transición democrática experimentado por el sistema de gobierno a lo largo de los años, no se consolida como un proceso acabado, al contrario las reformas de que adolece son estructurales.

ACTORES PRIMORDIALES EN EL PRESIDENCIALISMO MEXICANO

          Seguidamente, los actores principales del sistema de gobierno son múltiples debido a la naturaleza de un Estado federado, por tal nos limitaremos a afirmar que reside una pieza central: El Presidente de la República, como jefe de Estado y de Gobierno; y los representantes elegidos como competencia federal (Local y municipal) en el periodo actual. Así, en el siguiente esquema se identifican:

  • Actores. Político-administrativos, partidos políticos, funcionarios, Grupos de presión, gremios económicos, grupos armados, narcotráfico
  • Valores.
  • Comportamientos. Inseguridad, Subordinación, estrategia política, desafección de las masas, desarticulación de la sociedad civil.
  • Organizaciones. Gobierno, entidades territoriales (federales) , movimientos sociales
  • Instituciones. Estado, familia, partidos políticos, religión.


          De acuerdo a esta información, se aprecia que la comprensión del sistema político mexicano desde la forma de gobierno conduce a formular varias tesis. Por un lado, el hecho de que se haya transitado hacia el presidencialismo como una forma de gobierno efectiva y representativa instaurándose en medio de las reformas políticas suscitadas desde la Constitución Política de los Estados Mexicanos de 1917 a la actualidad , los cambios que se han planteado desde el sistema político en aras de responder y adaptarse a las coyunturas no se presentan  de manera lineal sino que  son  el resultado de mutaciones desde la política y el protagonismo de la sociedad civil en el caso del fortalecimiento del  pluripartidismo en decremento de la tradición del partido único (PRI) lo que conduciría  a suponer un mayor dinamismo desde el sistema electoral hacia la forma de gobierno existente.

De otra manera, lo que sucede en la práctica demuestra lo contrario, al momento de acudir a estudios politológicos o sociológicos, se encuentra que la desafección de las diversas capas poblacionales de la sociedad civil: estudiantes, trabajadores, campesinos, amas de casa, entre otros, coinciden en que  la implementación de una importante serie de reformas (económicas, políticas, sociales, educativas) aunque numerosas reformas no proponen una idea clara de lo que ha de ser el futuro de México en la medida que el panorama presente refleja un importante alejamiento del presidente frente a los electores, y la carencia de una política de seguridad eficiente en medio de la reciente crisis violenta y organizacional que sume al país.

En efecto, desde la esfera del poder político  emanan las leyes y decretos que buscan regular y cohesionar la conducta de los miembros del Estado; sin embargo es la población (y el territorio), lo que directamente se transforma, se adhiere, se retroalimenta, transmuta,  perece o sencillamente continúa en la misma tónica, es decir en el mismo camino que no ofrece visos de cambio oportunos, - ni  siquiera absolutamente necesarios-, concordando con el desencantamiento de la gran mayoría de ciudadanos mexicanos frente al accionar del sistema de gobierno como elemento conductor del sistema político, el cual en medio de un contexto cambiante y fluctuante ha de garantizar su fin último: persistir.

EL SISTEMA PRESIDENCIAL

          El sistema presidencial fuera de los Estados Unidos de Norteamérica es sumamente cuestionado en su capacidad para respaldar las democracias emergentes. Si bien, el presidencialismo es una forma fundamental de la democracia representativa, a diferencia de la separación entre el gobierno y el parlamento -en el parlamentarismo hay dos figuras al frente: el presidente y el primer ministro- dentro de un presidencialismo el Poder Ejecutivo reúne al jefe de Estado y al jefe de gobierno en una sola persona que es elegida a través de elección popular y no puede ser removido de su puesto independientemente de la mayoría en el Poder Legislativo,  la extensión que ha tenido el presidencialismo está basado principalmente en el prototipo Estadounidense, por lo que los criterios que lo definen están orientados directamente a las condiciones de este país, mismas que han otorgado estabilidad dentro de su sistema político, es por eso que se considera que para que una democracia presidencial sea sustentable debe seguir el modelo de Estados Unidos lo cual no precisamente puede concretarse por las condiciones que se presentan en cada país lo que genera que existan adaptaciones de forma de gobierno, impidiendo la premisa que asegura la estabilidad.

          Como ejemplo a seguir en la democracia, porque está bien estructurada y es estable ante los ojos de cualquier país que resurge tras el autoritarismo, el sistema Estadounidense es considerado como un prototipo para el resto de presidencialismos, y al establecerse en un nuevo país son muchos los elementos que se toman de éste; no obstante, la adecuación e implementación no toman en cuenta las situaciones que hacen particular el caso Estadounidense, como el sistema electoral de pluralidad, las mayorías ad-hoc que se forman en el legislativo, el gobierno dividido presente de manera continua por lo que el presidente tiene que colaborar con el congreso, dado que no lo puede disolver. Una de las razones por las que el sistema es fuerte,  es porque dentro del mismo existe un sistema de checks and balances que lo hace operar de mejor manera que si estuviera dirigido rigurosamente por una división de poderes.[1]

ESTABLECIMIENTO DEL PRESIDENCIALISMO EN EL MUNDO

          El presidencialismo se ha establecido principalmente, en América Latina y en África, mismos en donde se han tenido “debilidades funcionales”[2], argumenta que la etapa de transición de democracias presidenciales a dictaduras militares en Latinoamérica es el resultado de las fallas que presentan las primeras, y que el sistema político debería reformarse hacía el parlamentarismo en esta región, el autoritarismo puede ser resultado de algunas fallas de la forma de gobierno; sin embargo, no es la causa total, es decir que éste se da debido a toda la estructura del país.

           A pesar de las experiencias de autoritarismo en Latinoamérica desde 1960, al encontrarse de nuevo en una transición, ahora de vuelta a la democracia, prevaleció el presidencialismo, lo primero que buscan es un régimen que les proporcione legitimidad, y la figura del Ejecutivo era más atractiva debido al ejercicio centralista del poder, además de que es más viable, debido a que ésta autoridad es elegida por medio del voto popular y no sólo por eso, sino porque se encuentra una mayor capacidad de adaptación debido a las situaciones sociales internas y a los desafíos económicos a los que se enfrentaban, como la implementación de la estrategia neoliberal de apertura, privatizaciones y desregulaciones. En este contexto de América Latina se reafirmó la democracia presidencialista porque a pesar de las pretensiones de reformar los sistemas políticos, la sobrevivencia de los países y su desarrollo democrático demostraron que la permanencia de la forma de gobierno tenía muy poca relación con la consolidación y con el futuro político que le esperaba a esta región[3].

CASO CHILE: PARLAMENTARISMO -PRESIDENCIALISMO

Chile, es un ejemplo para este argumento[4], lo califican como el classic instance in How presidentialism has facilitated and exacerbad crisis of democracy?, dicen que no sólo en este país sino que si el parlamentarismo hubiera sido el sistema aplicado desde el siglo pasado, no se hubieran dado tantos golpes de Estado, así como haberse podido evitar las dictaduras violentas que se vivieron dentro de estos países. Es importante mencionar que durante el período de 1891-1925, el sistema Chileno fue parlamentario, se puede contar con una experiencia, para que, como lo dice,[5] realmente existan casos comparables, sin embargo no se tendría  una equivalencia real puesto que como lo menciona[6], solamente se denominaba parlamentarismo, la realidad era diferente porque su única característica era la capacidad del Congreso de censurar al primer ministro, no al jefe de gobierno. Además el cambio de uno a otro sistema puede considerarse aún más difícil que modificar el sistema actual en el que un país se encuentre, es decir, que por cuestiones culturales en ciertas regiones el presidencialismo es históricamente aceptado y se tiene un juicio poco favorecedor para el parlamentarismo.
Las condiciones actualmente muestran una respuesta negativa para el parlamentarismo, así se puede ver en los debates de países latinoamericanos que por cuestiones institucionales siguen teniendo cierta inclinación por el sistema ya establecido[7]. Aunque el estudio de Linz, puede ser muy acertado, se subraya que la forma de gobierno no es responsable de las crisis en América Latina, y tampoco de la futura estabilidad que puede inquietar a todos los países presidencialistas[8], los argumentos de Linz, están basados en un “monocausalismo”, es decir obligatoriamente considera que sólo existe un factor que causa el éxito o fracaso de las democracias. En la actualidad este estudio debe enfocarse más en las condiciones que se presentan en cada uno de los casos, cada país cuenta con diferencias en el ámbito económico, político y social y entonces dependerá de las adaptaciones que se le hagan a las instituciones, es decir que se tiene que descubrir cuál es la configuración que se le debe dar tanto al sistema de partidos, el sistema electoral y el sistema de gobierno para que coordinados generen gobernabilidad y eficacia.



[1]  Nohlen, Dieter: “Controversias sobre sistemas electorales y sus efectos” en Revista Mexicana de Derecho Electoral, no. 3, enero-junio, 2013. Consultada el 15 de septiembre de 2014, en: https:// revistas.jurídicas.unam.mx7index.php7derecho-electoral7article7viewfile/10007/12035
[2] Linz, Juan y Valenzuela, Arturo (Comp.). Las crisis del presidencialismo, Alianza Editorial, Madrid, 1997.
[3] Nohlen, Dieter. Sistemas electorales y partidos políticos, Fondo de Cultura Económica, México., 1998, p.163.
[4] Linz, Juan: “Los peligros del presidencialismo”, en Revista Latinoamericana de política comparada, Vol. 7, julio 2013, pp. 28-29.
[5] Nohlen, Sistemas electorales y partidos.
[6] Sartori, Giovanni. Ingeniería constitucional comparada. Una investigación de estructuras, inventivos y resultados, 2° ed., FCE, México, 2001.
[7] Nohlen, Dieter. “Controversias…”, p.9.
[8] Ackerman, Bruce. La nueva división de poderes, FCE, México, 2007.

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