Lic. Gisela Santacruz Santacruz
La ley
electoral de 1946
En el último año de la gestión presidencial del general Maximino Ávila Camacho que va de 1940 a
1946, se llevó a cabo una reforma al marco jurídico electoral mexicano que marcó de manera formal el inicio propiamente
de un sistema de partidos con una
organización política hegemónica, que logró mantenerse en el poder absoluto del
país, prácticamente durante el resto del siglo XX mexicano.
El sistema electoral es el mecanismo por el cual los votos se
transforman en cargos de gobierno o en escaños. En México, el sistema electoral era de mayoría
relativa o uninominal y así se mantuvo con las reformas de 1946.
Si bien, había un sistema de partidos un tanto
competitivo, a partir de la creación del partido oficial PNR y su conversión en
PRM, se construyó un sistema de partido
hegemónico o ultradominante con la creación del Partido Revolucionario
Institucional en el año 1946.
La ley
electoral de 1946
Mientras en las leyes electorales de 1918 la importancia de la organización
de los comicios estaba en los propios municipios y en las entidades
federativas, en la legislación de 1946 se buscó centralizar y así, tener un
mejor control desde el gobierno federal de los procesos electorales.
La Ley
Electoral Federal de enero de 1946… centralizó prácticamente toda la organización y vigilancia
comiciales en la Secretaría de
Gobernación o en autoridades colegiadas federales, como la Comisión Federal de Vigilancia Electoral (antecedente
de la Comisión Federal Electoral) y el
Consejo del Padrón Electoral…[1]
La integración de la comisión
y del consejo estaba absolutamente controlada por el gobierno federal y su
partido, además de que estos designaban a los integrantes de los organismos
estatales y municipales de carácter electoral.
En cuanto a la regulación
de partidos se buscó pedir requisitos más estrictos, en contraste con la
legislación de 1918 que facilitaba de alguna manera la creación de partidos.
Molinar señala:
Según
la ley de
1918, la regulación
de partidos y
candidatos era minimalista en lo que
a sus obligaciones
y condicionamientos atañía
y maximalista en lo
que a sus
derechos tocaba… La ley de 1946, en cambio, recorrió el
camino inverso: maximizar requisitos, minimizar derechos.[2]
Para empezar, rechaza la posibilidad de la existencia de candidaturas independientes y
condiciona la existencia de partidos únicamente con carácter nacional.
Con esta legislación
arranca lo que es la etapa del partido
hegemónico y continuando como hasta ese momento con un Poder Legislativo integrado a través del sistema de una mayoría simple y un diputado por distrito.
Este marco jurídico electoral
funcionó hasta 1964, cuando se llevó a cabo una reforma legislativa electoral
la cual generaría importantes cambios que modificarían el sistema electoral mexicano.
[1]
Molinar Horcasitas, Juan: El tiempo de la
legitimidad: elecciones, autoritarismo y democracia en México, Cal y Arena, México 1991, p. 26.
[2]
Molinar Horcasitas, Op. Cit., p. 27.